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Somos todos responsables de nuestro futuro

Jaime Egüez / 24/08/2023

La gestión de un gobierno se mide por resultados, tanto los objetivos en datos y estadísticas, como la percepción ciudadana sobre la calidad de vida.

Este factor es un tema no menor en un país que se debate en la encrucijada entre hacer el esfuerzo de transitar una nueva forma de Gobierno o continuar con la incapacidad de sus precursores de impulsar un cambio definitivo en Paraguay. 

Queremos un gobierno con una visión clara del país que debemos construir y de lo que debemos desterrar. Como Sector Privado, el camino que no debemos permitir es la continuidad del prebendarismo, la ineficacia del Gasto Público y la impunidad de actores patéticos con acceso al sector político que abusan de su posición para beneficio personal. 

El Gobierno actual designó a personas con mucha capacidad técnica en puestos claves. Esto nos alienta a trabajar para apoyar y construir, junto al Sector Público, el crecimiento del país con más empleo, mayor contribución al consumo y mejores condiciones de vida para personas en edad de trabajar. 

Los desafíos son enormes para construir las condiciones de cambio. Por ejemplo, la creación del Ministerio de Economía y de Recaudaciones es un paso vital en la mejora del Gasto Público y el combate al contrabando. Nuestro país debe identificar y cambiar las estructuras que perjudican la transparencia y control. El contrabando debe ser combatido con todas las herramientas disponibles. 

En los últimos años Paraguay ha transitado caminos inversos en el Sector Privado y el Público. Mientras el primero es cada vez más eficiente, generando más riqueza, el Sector Público ha crecido con un prebendarismo atroz y un aumento escandaloso del Gasto Público que dilapida sin vergüenza, arrancando en el propio Congreso de la Nación que, paradójicamente, nos representa. Hay honrosas excepciones en el Estado. Sin embargo, otros dejan mucho que desear. Un ejemplo, el Ministerio de Educación. 

Sin importar la cantidad que invirtamos en educación -monto que ha ido aumentando-, seguimos como hace años discutiendo el Plan de Transformación de la Educación sin resultados. Aún habiendo tenido la oportunidad de la pandemia que replanteó las cosas y obligó a separar lo primordial de lo innecesario, este Ministerio continúa dependiendo de administrativos y del visto bueno de un supervisor. Aún hoy los chicos no pueden acceder a las plataformas digitales disponibles por la falta de apropiación tecnológica de los maestros. Este Ministerio debería tener mínimo 70% de maestros calificados, no más de 20% de personal administrativo que no es parte del escalafón educativo y el restante 10% de personal de apoyo en áreas transversales. 

El desafío que hereda el ministro Ramírez es hacer los cambios necesarios para que tengamos la mayor cantidad de maestros empoderados con las herramientas digitales y el conocimiento tecnológico para enseñar y desarrollar las habilidades de los chicos. ¡Actualmente tenemos jóvenes con incapacidad de comprender instrucciones o de comunicar sus ideas! Ni hablemos de capacidades matemáticas o científicas, que son pilares del desarrollo de otras naciones. ¿Cómo puede servirle esto al país? 

Debemos plantear con valentía los cambios que demandamos. Aseguremos nuestro futuro que tiene las mejores perspectivas, pero que podríamos no aprovechar. Involucrarse no es solo entrar a la función pública, es tener el valor de decirle al responsable lo que vemos que está mal y que nos perjudica a todos.