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La misión del Club: trabajar en dos iniciativas de nuestra agenda de importancia

Jaime Egüez / 14/02/2023

Como Club de ejecutivos nuestra principal misión es liderar acciones que instalen claramente la importancia del trabajo de empresarios y ejecutivos, reivindicando la visión que Paraguay será un país más viable para nuestros hijos y nietos si ponemos dos iniciativas en nuestra agenda de importancia.

La primera es que solo el trabajo es el motor de la dignidad humana. La mejor política social y de desarrollo de un país es proteger y crear empleos en toda la república. En el campo, las ciudades, desde las microempresas y los emprendedores que forman cadenas de valor para empujar sus ideas, hasta los empleos en grandes empresas y corporaciones. Una fuerza laboral capacitada atrae capitales e inversiones de largo plazo. Dejemos de pelear por ideologías que solo nos contaminan con discursos populistas. El empresariado, los emprendedores y empleados debemos unirnos en un solo discurso, el de los proyectos de desarrollo sostenible y de crecimiento del país. 

Paraguay puede y debe ser mucho más competitivo donde es fuerte. Tenemos ventajas competitivas donde pararnos firmes y no claudicar en la intención de ser los mejores. Por ejemplo: cadenas de valor en torno al agro, al sector industrial, a servicios. Debemos crear valor real en lo que hacemos como nación. 

Otra creación de valor en deuda es con los jóvenes que demandan día a día oportunidad para entrar al mundo laboral del Estado. El mismo debe dignificar a las personas en sus capacidades de servir al ciudadano. Basta de operadores prebendarios y políticos que condicionan una posición por una afiliación partidaria. Debemos ser claros: es blanco o es negro. La extorsión bajo la dependencia ideológica a cambio de un trabajo en el Estado debe ser erradicada. Es lo más bajo que un joven debe tolerar. 

La segunda iniciativa es definir claramente qué y a quienes apoyar. No debemos tener posiciones ambiguas ni carentes de valor. La integridad debe ser la bandera que nos identifique como única prioridad. Esta iniciativa es la mayor que tenemos como ciudadanos. Queremos que pare la corrupción, sin embargo, muchos no tienen inconveniente en apoyar actos corruptos, siempre que sean de su beneficio e incluso se justifican argumentado no haber tenido opción. La sociedad actual prioriza el proteger a las “familias” de amigos, sean empresariales, ONGs, sindicatos, o mismo religiosas. Nuestra cultura antepone la relación sobre la necesidad de hablar claro y no admite posiciones que son necesarias para cambiar el curso de un país. Tomar partido en contra de lo que moralmente está mal o tener a la ética como rectora, nos permitiría iniciar el camino hacia tener en claro lo permisible y lo que definitivamente no lo es. 

A veces el marco legal no da indicación certera de hacia dónde ir. En estos casos, el sentido común, sobre el todo el colectivo, es una herramienta orientadora. Medidas rápidas para tener discernimiento son el preguntarse si lo que estoy haciendo provoca daños a terceros o si puedo comunicarlo públicamente sin ser acusado de corrupto. ¿Pero, por qué el marco legal nos puede dar una falsa sensación de estar en lo correcto? Porque en la evolución del marco legal, la ética y la moral no siempre estuvieron “adelante”. La esclavitud, el apartheid y mismo el sistema feudal eran perfectamente legales. Las dictaduras fueron legales. La legalidad muchas veces es cuestión de poder, no de justicia, ni de integridad. 

Por eso propongo no entrar en inútiles discusiones. Ser íntegro es una decisión personal y mientras más empresarios decidamos caminar este camino, nuestro país será un lugar mejor para vivir.