Metacognición

Club de Ejecutivos / 17/05/2021

De acuerdo con un estudio de 2020 publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences, (PNSA) -el periódico científico multidisciplinario más citado del mundo-, pensar en cómo pensamos acerca de lograr un objetivo, es decir, analizar la estrategia y el enfoque que empleamos, y considerar cuándo tenemos que adaptarnos y revisar, cuándo tenemos que considerar cambiar, etc.- son de mucha importancia para lograr nuestros objetivos.

La vida y el trabajo implican lidiar con muchas tareas nuevas y desafiantes. Entonces la pregunta es: ¿Qué hace que algunas personas sean más estratégicas y en consecuencia más efectivas al abordar estas tareas?

La investigación que mencionamos habla de una construcción psicológica, una “mentalidad estratégica” que consiste en hacerse preguntas a sí mismo que generan estrategias, preguntarse por ejemplo:

“¿Qué puedo hacer para ayudarme a mí mismo?” o “¿Hay alguna manera mejor de hacer esto?”

Nos enseñan que las personas que tienen determinación y perseverancia, dos cualidades que sostienen y empujan hacia adelante, son las que logran sus objetivos cuando la mayoría de la gente se da por vencida. Tiene sentido: la tenacidad mental sienta la base del éxito a largo plazo. Las personas exitosas retrasan la gratificación, resisten la tentación y hacen consistentemente lo que han decidido que es lo más importante. Pero no solo se trata de esto. Estas personas mantienen el rumbo, pero algo que es importante destacar: no siguen siempre el mismo camino.

Aplican la “metacognición” el arte de pensar en cómo pensamos y estar dispuestos a cuestionar y refinar el proceso actual, la rutina actual, los hábitos y las “respuestas” actuales para superar retos y aumentar las probabilidades de éxito. El reflexionar sobre el propio pensamiento y responder con control y regulación cuando planificamos, regulamos, evaluamos y realizamos cambios en nuestras conductas son formas de lograr mejoras. 

Resumiendo, es mantener el rumbo, pero pensando y analizando en cómo pensamos mantener el rumbo.

Consideremos una meta difícil a largo plazo por la que hemos estado trabajando arduamente. Cuando sentimos que no estamos progresando, consideremos nuestro enfoque ¿con qué frecuencia nos preguntamos: “¿Qué cosas puedo hacer para ayudarme?”. Cuando estamos frustrados por una tarea en particular, ¿con qué frecuencia nos preguntamos: 

“¿Qué cosas puedo hacer para mejorar en esto?” Cuando se enfrenta un obstáculo, ¿con qué frecuencia nos preguntamos: “¿Cuál es la mejor manera de hacer esto?”.

Según el estudio mencionado, cuanto más seguido se haga estas preguntas, cuanto más piense en cómo piensa lograr una meta, mayor será su probabilidad de éxito. Quizás sus “respuestas” sean las mismas o quizás sean diferentes. Lo importante es la voluntad de considerar si debe cambiar su enfoque. Se trata de estar más abierto y dispuesto a analizar lo que funciona y lo que no funciona y nunca dejar de buscar una forma mejor. 

Cuando estamos dispuestos a reveer y analizar el plan original y considerar alternativas, es cuando los planes mejoran y los objetivos se vuelven mas viables. 

Cuando se siente trabado no avance ciegamente. Piense en cómo está pensando sobre el tema y si está dispuesto a considerar un cambio. Retroceda para analizar si el camino que está siguiendo es el mejor. Debemos estar siempre dispuestos a repensar.

Los trabajos del futuro

Los trabajos en la economía contemporánea y futura requerirán un despliegue menos rutinario de habilidades aprendidas y más de “reflexionar” y “resolver” nuevos problemas. 

La búsqueda de cualquier objetivo desafiante implica analizar las tareas y planificar, autocontrolarse y revisar las estrategias. 

Estos comportamientos se denominan estrategias metacognitivas, que requieren tener perspectiva de uno mismo y de sus tácticas. Una “mentalidad estratégica” implica el uso de estrategias metacognitivas que se asocian con mayor compromiso, progreso y logro de metas en dominios importantes de la vida: trabajo, salud, estado físico y metas personales.

Sin embargo, lo que nuestra ciencia aún no puede explicar completamente es por qué algunas personas tienen más probabilidades que otras de aplicar espontáneamente estrategias metacognitivas cuando se encuentran frente a desafíos y si esta tendencia y habilidad puede cultivarse.