Piense y hágase rico Napoleón Hill
Club de Ejecutivos / 27/12/2018
Corrían los peores años de la Gran Recesión en EE.UU. cuando Napoleón Hill publicó por primera vez Piense y hágase rico (1937). Su libro se convirtió en un gran clásico, un best seller, para muchos una obra maestra de desarrollo personal que ha vendido más de 70 millones de copias legales en el mundo. Hoy en Amazon está sexto entre los libros más vendidos en 2018.
“Todo ser humano que alcanza la edad para comprender la razón de ser del dinero, quiere conseguirlo. Pero solo con quererlo no basta. Hay que desear la riqueza con un estado mental que se convierta en una obsesión y luego planificar formas y medios definidos para adquirirla y ejecutar estos planes negándose a aceptar el fracaso”, afirma Hill asegurando que “en este libro se habla del secreto de cómo ganar dinero”. Un secreto que le contó Andrew Carnegie “y que funciona con más éxito cuando uno lo descubre y surge de forma evidente”.
Todo comienza por el deseo ferviente y obsesivo, orientado a la acción. Ese el primer paso hacia la riqueza. Pero no basta con desear, dice Hill. Hay que es- tar dispuesto a “quemar todas las naves y a apostar nuestro futuro a nuestra capacidad para conseguir lo que queremos”, porque “los sueños no están hechos de indiferencia, pereza o falta de ambición. No es lo mismo suspirar por algo que hallarse preparado para recibirlo”.
Para alcanzar la riqueza lo primero es trabajar en el estado mental propio y la relación que tenemos con ella. La actitud correcta es “la convicción y no la mera esperanza o anhelo”, asegura.
¿Cómo llegamos a esa convicción?
Mediante la autosugestión. Gracias a la sugestión “convencemos al sub- consciente de que recibirá lo que pide”. Sabiendo que los pensamientos se convierten en hechos y cosas “nada impide que embauquemos al subconsciente mediante instrucciones de carácter positivo que aceptará y ejecutará de inmediato”. Esto se consigue con un ejercicio sencillo: “poner por escrito un propósito inicial claro, memorizarlo y repetirlo en voz alta todos los días hasta que el mensaje quede grabado en el subconsciente”.
El mayor obstáculo en esta tarea, según Napoleon Hill, es nuestra falta de confianza en nosotros mismos.
Afortunadamente, también puede superarse mediante la autosugestión repitiéndonos a diario: tengo la total capacidad de alcanzar mi objetivo.
“A continuación, y puesto que los pensamientos dominantes de su mente se traducirán en actos externos y físicos, dedique media hora del día a pensar en la persona en la cual propone convertirse para crear una imagen mental clara de la misma. Después dedique 10 minutos al día a pedirse mayor confianza a sí mismo”, comprometiéndose a esforzarse para conseguir la confianza que necesita para alcanzar su meta.
Cuando “sembremos” la actitud adecuada en relación a la riqueza, Napoleón Hill propone 6 pasos prácticos:
1 Determine la cantidad exacta de dinero que desea.
2 Determine con exactitud lo que se propone dar a cambio de ese dinero.
3 Establezca un plazo en el que se propone poseer el dinero.
4 Trace un plan preciso para llevar a cabo su deseo y empiece de inmediato sin importar si se siente preparado o no.
5 Escriba todo lo anterior.
6 Lea lo escrito en voz alta dos veces al día. Una antes de acostarse y otra al levantarse. Mientras lo lee, vea, sienta y piense que ya posee el dinero.
El autor asegura no haber conocido a nadie que aplicando esta fórmula dejase de alcanzar un éxito notable.
“Para el no iniciado que tiene poco conocimiento de los principios funda- mentales de la mente humana, quizá estas instrucciones parezcan poco prácticas. Pero debe saber que estos seis puntos fueron cuidadosamente estudia- dos por Thomas A. Edison- entre otras personalidades como Henry Ford, John D. Rockefeller, Alexander Graham Bell y Jennings Randolph- quienes estamparon en ellas su sello de aprobación por ser esenciales no sólo en la acumulación de riqueza, sino para la consecución de cualquier objetivo en la vida”.
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