Una situación complicada que exige respuestas concretas.
Yan Speranza / 06/05/2020

En el segundo semestre del año pasado, cuando veíamos con entusiasmo que la economía empezaba a recuperarse luego de un inicio de año muy negativo, hicimos una interesante encuesta a los socios del Club de Ejecutivos sobre el clima de negocios en el país y las expectativas para lo que venía hacia adelante.
Los socios en su gran mayoría reconocían el mal año 2019, pero sostenían que veníamos de años anteriores relativamente buenos y se esperaba, en ese momento, que los próximos dos años fueran de vuelta buenos, con expectativas altas en términos de contratación de personas, inversión en bienes de capital y nueva infraestructura.
Todo eso parece muy lejano ahora y el COVID-19 nos ha empujado a una crisis sin precedentes a nivel mundial y por supuesto, local. Hoy todos estamos pasando por un momento sumamente delicado y tendremos que hacer un enorme esfuerzo para salir adelante.
En esta línea, seguiremos acompañando a nuestros socios buscando la mejor forma posible de agregar valor con propuestas innovadoras en un momento en que las medidas de aislamiento social nos impiden continuar con la misma dinámica de siempre.
Hoy cumplimos una serie de medidas sanitarias que en términos generales han sido muy positivas como estrategia para aplanar la curva de contagio del virus, con un liderazgo efectivo por parte del Ministro de Salud.
Sin embargo, dichas medidas han tenido un impacto significativo en la actividad económica y empezamos a ver consecuencias devastadoras en términos de pérdida de empleos y suspensión de actividades empresariales de todo tipo.
Si bien también se han tomado medidas desde el Gobierno para enfrentar la situación, existe la sensación de que las mismas son aún insuficientes; en todo caso, tardan mucho en llegar y el tiempo es un factor absolutamente clave en este momento.
Y en medio de todo esto, emerge un sentimiento de tremenda rabia e injusticia cuando se analiza cómo pagaremos esta enorme cuenta que nos dejará el COVID-19. Seguimos viendo un sector público con grandes privilegios y relativa tranquilidad que no se compadece en nada frente a la crítica y desesperada situación de un sector privado -particularmente las MIPYMES- que está dando los últimos manotazos de ahogado.
Claramente, muchas cosas tendrán que cambiar en nuestro país y desde el Club nos comprometemos a empujar estos cambios, particularmente en lo que se conoce como Reforma de la Administración Pública.
Debemos entender que lo hacemos por los canales institucionales de manera urgente e inteligente o lo tendremos que hacer, como sea, en medio de estallidos sociales con consecuencias muy negativas para todos.
Es el momento de ser muy empáticos con la situación y actuar responsablemente en consecuencia.
Carta de la edición no. 115 Mayo 2020