¿Es tu empresa una aldea Potemkin?


Publicado en: 5Días
Publicado el: 16-10-23
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Por Katy Guillen, socia del Club de Ejecutivos.

Las estrategias basadas en la autenticidad generan fidelidad y crecimiento sostenible.

En 1787, Catalina II visitó la Península de Crimea, acompañando a su amante, Gregorio Potekmin, y quedó impresionada por las pintorescas y ordenadas aldeas que vio, durante sus paseos, a orillas del río Dniéper. Lo que ella no sabía en ese momento era que esos pueblitos, conocidos hoy como aldeas Potemkin, eran meras fachadas portátiles, montadas y desarticuladas a su paso para asegurar su favor.

Es difícil no recordar esa leyenda cuando, buscando en plataformas de streaming una película de acción, caemos en la artera emboscada de un póster que muestra a un actor de primer nivel, pero a mitad de la película, tras aguantar un guion mediocre representado por actuaciones lamentables, nos damos cuenta de que la estrella de Hollywood tiene un papel secundario y unos pocos minutos en pantalla.

La “estrategia” de utilizar fachadas comunicacionales para maquillar realidades tan penosas como las de esas películas se conoce como aldea Potemkin.

En el mundo empresarial y del marketing, la diferencia entre el éxito y el fracaso está marcada por cómo comunicamos nuestra marca o producto.

Igual que Catalina, podemos ver a veces, al caminar por nuestras calles, campañas que aparentan éxito, pero que no pasan de ser una mera fachada.

Para las empresas la autenticidad es clave: las estrategias basadas en la falsedad y en la exageración tal vez ofrezcan a veces resultados inmediatos, pero no pueden sostenerse en el tiempo sin desmoronarse y causar daño a nuestra marca, como las últimas películas de Bruce Willis.

Proyectando una propuesta de valor sólida y real, una empresa puede crear una conexión genuina con su audiencia y establecer una reputación sólida en el mercado, que se traduce en la lealtad de los clientes y en la base de un crecimiento sostenible y “duro de matar”.

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