La economía paraguaya está con fiebre


Publicado en: La Nación
Publicado el: 25-05-19
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Laura Ramos, socia del Club de Ejecutivos del Paraguay.

Es parte de la preocupación actual del empresariado, y en realidad de todo el comercio en general, la situación actual de desaceleración de la economía paraguaya. Esto se viene sintiendo desde hace unos meses en los distintos rubros y se va provocando un efecto cascada, que si bien puede originar en un ámbito termina afectando a todos. Esto ocurre por ejemplo con distintos rubros, primero los más afines a las fluctuaciones del tipo de cambio tanto de moneda local como de las monedas de nuestros vecinos más cercanos, como son geográfica y económicamente, Brasil y Argentina. Las depreciaciones de las monedas vecinas hacen que los turistas de compras, como se los denomina en las ciudades de frontera, no tengan el mismo incentivo para realizar la compra en Paraguay, ya que esa ventaja competitiva que teníamos ahora ya no es tal. Además de esto hay que agregar que en el negocio de frontera se han agregado nuevos jugadores o nuevas reglas de juego, en el momento que se implementaron las tiendas Free Shop en la ciudad de Foz de Iguazú, aumentando aún más el desestimulo al lado paraguayo. Lastimosamente, aún no es muy claro cuáles serían las acciones para contrarrestar dicho efecto desde nuestra estrategia país.

Por otro lado, podemos mencionar que estamos pasando por otro factor externo el cual es el cambio climático, y todo lo que ello implica. Si bien nuestro país pasó por sequías en algunas zonas también le toca atravesar inundaciones en otras, generando una situación de emergencia nacional en varios distritos, los cuales provocan que las economías de esas regiones se vean afectadas significativamente, provocando así baja en la productividad, pérdida de productos, aislamiento regional, problemas en provisión de alimentos, entre otros. Todo lo señalado afecta a la oferta, pero la demanda en estas zonas también cae efectivamente, ya que se genera incertidumbre, hay una pérdida del poder adquisitivo, que en muchos casos pierden todos los bienes o la mayor parte de ellos, o también dejan de recibir sus ingresos por la falta de venta. Es decir, tanto la oferta como la demanda se contraen. Y esto afecta al comercio, y por ende a la recaudación de impuestos como a la balanza comercial, ya que tendremos menor cantidad de exportaciones en muchos rubros, sobre todo agrícola.

Otro factor clave en el estímulo económico es la inyección de inversión pública, lo cual podría revertir esta situación, pero los últimos informes muestran que ha estado prácticamente parada. El Equipo Económico Nacional declaró que este año se prevé destinar a obras públicas unos US$ 900 millones, que representarán un crecimiento del 12% frente al monto invertido en el mismo fin durante el ejercicio fiscal 2018. Esto traería consigo un impulso y rápida permeabilidad a distintos sectores, sobre todo en aumento de mano de obra, con lo cual sería alto el impacto distributivo que se genera.

Si bien, que el país esté pasando por un período de desaceleración económica no significa recesión, porque aún el crecimiento es positivo. Pero si llama la atención la continua baja en la proyección de crecimiento desde distintas instituciones como lo es el BCP o el Banco Mundial, que bajaron de una proyección de 4% al 3,2% el primero y de 3,9% a 3,6% el segundo. Esto deja en jaque a inversiones extrajeras que hayan estudiado realizar alguna operación aquí.

A pesar de que nuestro país está siendo catalogado en la región como un ejemplo en control de la inflación, la cual es la gran debilidad suramericana muchas veces crónica en países vecinos, y por lo que tenemos que estar muy orgullosos. Debemos estar pendientes de que nuestra economía presenta signos de fiebre por alguna gripe que ronda el cono sur, no por esto significa la debacle económica local. Pero debemos estar atentos, y presentar planes de contingencia como estrategias a nivel país, para poder paliar estos síntomas regionales. Y, sobre todo, para no terminar de caer con influenza traduciéndose esta en una recesión propiamente del PIB nacional.

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