LOS PARADIGMAS EMBLEMÁTICOS A SEGUIR
La educación, el impostergable camino del progreso
Jorge Bernardes Mengual, presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay
La educación es considerada como el factor fundamental del desarrollo. Así lo demuestran las naciones que apuestan al sistema educativo en sus distintos niveles. Y con tres categorías. La primera, invirtiendo en la educación con un porcentaje alto en el marco de su Producto Interno Bruto (PIB). La segunda, estableciendo en sus políticas públicas igualdad de oportunidades e igualdad de condiciones. Y, la tercera, exigiendo en todo el sistema la excelencia académica.
En particular, acabo de evidenciar con profundo asombro la validez de esta última categoría. La que se refiere a la calidad de la educación. He tenido la honra y la alegría de participar del acto de colación de grados del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), universidad reconocida mundialmente por sus investigaciones en ciencias y tecnologías con miles de alumnos de diversas nacionalidades.
En esta ocasión, mi presencia en dicha universidad tuvo que ver con cuestiones familiares, pues quien culminó sus respectivos estudios es de una afectuosa cercanía familiar.
Boston es la capital de Massachusetts, una de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos, fundada en el año 1.630, habiendo sido además escenario de la Revolución Americana. Y es igualmente sede de otras prestigiosas universidades como Harvard, cuya notoriedad universal procede no solo de su excelencia académica sino también por la gran cantidad de premios Nobel de profesores y estudiantes de esta institución.
Mi intención es traducir públicamente esa admiración que se instala en nuestra conciencia ante esas majestosas universidades. Y asimismo, de Boston, maravillosa ciudad que es la expresión testimonial de cómo esos centros del saber inciden en el progreso y armonía de una urbe.
Ante estas valiosas experiencias se impone una mirada contrastante a nuestra realidad. Acaso porque la educación no haya sido la prioridad en nuestra historia no hemos logrado aún ese salto cualitativo hacia un país desarrollado. Seguramente, con desigual importancia nos hemos ocupado de la educación. Por eso también su asimétrica evolución, tanto en su infraestructura como en la calidad de su enseñanza/aprendizaje.
Entonces, ahora más que nunca, nos urge revertir esa historia. Es hoy cuando debemos avanzar hacia una política nacional centrada en la educación. No hay otro camino. La educación es el camino del progreso. Si de veras amamos a nuestro país, ya no debemos perder más tiempo para hacer de la educación el motor del progreso del Paraguay. Es esa la verdad que nos enseñan estas universidades norteamericanas, igual que la de Berkeley y tantas otras. Y más recientemente, los países que hoy están a la cabeza de las evaluaciones internacionales en la educación, como Finlandia, Suecia y Noruega. Estas naciones aplican las tres categorías que mencionamos al comienzo:inversión, igualdad y excelencia.
Para el Paraguay hace tiempo que la Unesco viene señalando que debemos invertir mínimamente un 7% de nuestro PIB en Educación. Pero seguimos sin poder llegar al 4%. ¿Podemos o no podemos? Sí, se puede. Los estudiosos del área, en especial los sociólogos, sostienen que el problema deviene de quienes deciden las políticas públicas. Pues la corrupción, el clientelismo y el prebendarismo son los modelos tradicionales que, por falta de una educación transformadora, hacen que la gente busque el atajo más rápido y fácil sin importar a quien destruya o perjudique.
En lo que se refiere a la igualdad de oportunidades y de condiciones para el acceso a la educación, sí contamos con la actual Constitución que consagra esos principios. Para convertirlas en realidad, indispensable es que dupliquemos el presupuesto en la Educación.
Y con respecto a la calidad, tan relevante para que el Paraguay se eleve a la producción teórica, científica y técnica, todavía tenemos mucho que hacer para adquirir conocimientos, habilidades y competencias. Cualidades indispensables que debemos adquirir y profundizar a fin de que nuestra ciudadanía tenga la mejor calidad de vida y contribuya exponencialmente al desarrollo de nuestra sociedad.
En efecto, nos urge empoderarnos de un modelo de educación que tenga un impacto en el desarrollo económico mejorando el aprender a pensar, la productividad y la competitividad. Pues la educación reduce la pobreza ya que las personas con mayores habilidades y conocimientos pueden mejorar su situación económica y social. Además, fomenta la tolerancia, la comprensión y la cohesión social que tanto necesitamos para posicionarnos en la ancha avenida de la modernidad. .
La cuestión es, por consiguiente, que tanto el Estado como la sociedad civil apuesten por la educación.Ya sin proscripciones de la inteligencia y entendiendo que la educación es un bien público y tarea de todos. Y pronto el Paraguay llegará al progreso, de manera sostenida y transversal.
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