La gran noticia que esperábamos


Publicado en: Ultima Hora
Publicado el: 29-07-24
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Por Yan Speranza, Past president del Club de Ejecutivos del Paraguay

Todos los países buscan siempre atraer inversión extranjera, pues se trata de un elemento central para el crecimiento económico, crea empleos de calidad, desarrolla los mercados e incorpora tecnología y nuevas prácticas empresariales. Por ello, la competencia por atraer dichas inversiones es feroz entre los países.

Nuestro país, a pesar de presentar una serie de oportunidades, no ha sabido convertir eso en realidades, Y en los últimos años, el promedio de la inversión extranjera directa ha estado en el orden de los 330 millones de dólares, mientras que países más pequeños como Uruguay ha logrado atraer inversiones en promedio unas 9 veces más que nosotros.

Cuando presentamos la excelente realidad macroeconómica del Paraguay y varios otros aspectos atractivos que tiene como el bono demográfico, la baja y simple tasa impositiva, el costo de la energía eléctrica que además es limpia y renovable entre otros, cabe suponer que los inversionistas extranjeros estarían haciendo fila para invertir en nuestro país.

De hecho, existe mucho interés en este momento en nuestro país, pero hay ciertos factores claves –algunos más controlables que otros- que debemos trabajar para que dicho interés se vaya traduciendo efectivamente en más inversiones en Paraguay.

En primer lugar, nuestro pequeño mercado será siempre una limitante para la atracción de grandes inversiones, pero si consideramos nuestra ubicación estratégica en el medio de grandes mercados consumidores en una supuesta zona de libre comercio, esto nos vuelve muy atractivos.

El Mercosur sin embargo ha tenido enormes dificultades para funcionar como todos esperamos y nuestros grandes vecinos se han caracterizado en todos estos años por tomar medidas que afectan directamente al Paraguay.

No podemos controlar como país las decisiones de otros países soberanos, pero debemos claramente fortalecer nuestra política exterior y volvernos más demandantes y protectores de nuestros propios intereses.

En segundo lugar, una limitante interna es nuestro enorme atraso en términos de infraestructura en general y este sí es un factor controlable por nosotros y sobre el cual debemos trabajar decididamente.

Con niveles de deuda soberana que han venido creciendo sostenidamente en la última década, los espacios fiscales se han reducido bastante para seguir sosteniendo los niveles de inversión pública que precisamos. Por ello, se vuelve imperioso volver a potenciar la estrategia de impulsar las Asociaciones Público-Privados (APP’s), analizando cómo podemos hacer para despegar todo el potencial que tiene el sector privado en varios sectores de nuestra economía.

En tercer lugar, un histórico factor limitante para nuestro país ha sido nuestro casi total desconocimiento a nivel internacional.

Esto es también un factor controlable. y en realidad las cosas han empezado a cambiar con un buen trabajo del gobierno presentando al país a nivel internacional.

Pero esto debe ser un trabajo continuo y permanente y nuestras embajadas y consulados en el mundo deben jugar un papel mucho más activo que el actual.

Finalmente, el tan ansiado “grado de inversión” ha llegado de parte de una de las 3 grandes calificadoras internacionales (Moody´s) según las ultimas noticias cuando se escribe esta columna. Esta es, sin duda, una noticia muy alentadora y que la venimos esperando desde hace varios años.

Esto nos pone en una nueva vidriera a nivel internacional y nos puede ayudar a concretar los factores antes mencionados para mejorar ostensiblemente la atracción de inversiones al país.

Por ello, en momentos en que se está haciendo un enorme esfuerzo en presentar a nuestro país a nivel internacional, no hay que olvidar esa frase que dice: “tus hechos son tan fuertes que no me permiten escuchar tus palabras”. Me refiero a que la clase política debe acompañar este proceso, evitando dar señales contradictorias en lo que hace a un verdadero Estado de Derecho y de respeto a las instituciones democráticas.

Es hora de que dejemos de ser el país de las oportunidades para convertirnos en el país de las realidades.

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