Revalorar el ser paraguayo


Publicado en: 5Días
Publicado el: 15-02-21
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Por Katy Guillen, socia del Club de Ejecutivos.

Tenemos mucho que mejorar, pero ni somos los peores ni lo hacemos todo tan mal

El sentimiento, o percepción tan instalado de que Paraguay “es el país más corrupto” del mundo, que tendemos a trasladar a afirmaciones de que aquí todo está mal y se hace aún peor; es un círculo vicioso que nos posiciona internacionalmente con el termómetro de nuestras peores sensaciones.

Ese bajar la cabeza, que Helio Vera traía a cuento en su “Tratado de Paraguayología” en alusión a la búsqueda del Dr. Francia de un hueso demás, que impedía a sus compatriotas mirarlo a los ojos o caminar erguido, lo veo presente en cómo miramos nuestra realidad. 

Algunas características tan paraguayas como la amabilidad, la hospitalidad, la sonrisa a flor de piel… encuentran su antagonista, sombra o antihéroe en esa lente con la que vemos al país. Y lo entiendo, sí, porque querríamos ver un país aún más dinámico, con niveles de educación y atención a la salud de primer mundo… pero no todo lo hacemos tan mal.

Tenemos prácticas similares a todo el mundo, pero los demás países, pese a sus lastres, se autoperciben como “o melhor do mundo”, o “antes que nosotros solo Dios”, o simplemente tratan de mostrar al mundo su mejor lado, manteniendo sus sombras al costado.

Días atrás el BCP desplegó indicadores económicos que no son el reflejo “del peor país”. En plena pandemia, cuando las economías más fuertes fracasaron, el PIB cayó solo 1% en 2020. Y esto lo hicimos entre todos; los que fuimos a trabajar con tapabocas y temor, los que mantuvimos los puestos de trabajo pese a los riesgos, los que seguimos invirtiendo pese a la incertidumbre y, sin negar el lado oscuro de la administración pública, la inversión en obras públicas que eligió el gobierno para reducir el desempleo. Entre casi todos, porque el sector político, empantanado con sus luchas intestinas, mantiene todavía una enorme deuda con la sociedad.

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