Transitando hacia el liberalismo social


Publicado en: La Nación
Publicado el: 17-08-19
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Por Matías Ordeix, socio del Club de Ejecutivos.

Los modelos políticos ultra liberales, de derecha ortodoxa, han fracasado en nuestra región en forma constante. A nuestro entender el problema principal es que, si bien han fomentado en forma correcta y acertada la libertad del mercado, poco y nada se han preocupado por los más necesitados. La corrección de la riqueza debe ser siempre hacia arriba, o sea no debemos recomendar pensar en dadivas o subsidios, sino en oportunidades, más educación y preparación de la gente de bajo recursos, para que luego pueda acceder a un puesto laboral formal y mejor remunerado. La gente con escasos recursos también precisa un sistema de salud digno y vivir en seguridad. Si el Estado no se preocupa de sus principales responsabilidades estamos ante un Estado fallido.

También los modelos ultra socialistas (basados incluso en principios marxistas), quienes solo han visto su oportunidad en votos, apalancado en el dar y dar más dinero al que no tiene, regalándole absolutamente todo, han fallado en la mayoría de los países. Sin embargo, increíblemente, y con un fuerte apoyo en que “lo regalado es más fácil que lo traspirado”, algunos gobernantes han sido exitosos en el continuismo en base a “plata fácil”. Esto genera un gran descontento de la sociedad empresarial y clase media, que tiene que cada vez que aportar más en impuestos para facilitar a los políticos populistas dinero.

El populismo es sumamente dañino para las naciones, “pan para hoy y hambre para mañana”, pero tiene su razón de nacimiento, puesto que los políticos con modelos neoliberales no se han preocupado por la sociedad y sus problemas. Muchos de nuestros gobernantes solo han enriquecido sus bolsillos, viven de “negociados”, acomodan todos sus amigotes en cargos públicos, han despilfarrado y robado el dinero de todos. Y ahí su resultado….

Entonces, ¿cómo creemos podemos hacer frente a ambos modelos tan opuestos? Estoy convencido que un país en estas latitudes, en Paraguay, necesita de gobernantes realmente preocupados tanto por la libertad de mercado para hacer negocios y generar riqueza, así como también ayudar a mejorar las condiciones de vida de la mayor parte de la sociedad, que clama a gritos un salvavidas, una oportunidad para emerger.

Particularmente un modelo que creo podría adecuarse quizás, mejor a nuestra realidad, es el socio-liberalismo o liberalismo social. Un modelo que busca una armonía entre la libertad de generar negocios en un libre mercado y la justicia social. Esta corriente, fue propulsada en su momento por John Stuart Mill y coloca en el centro de su pensamiento el desarrollo interno y material de los seres humanos pensando en su interacción social, pero apoyando la libertad económica. Los países nórdicos han sido ejemplo por muchos años de estos modelos, con su variante socialdemócrata.

El populismo se frena al hacer las cosas correctamente, preocupándonos como Estado de garantizar los servicios públicos básicos del pueblo en forma eficiente, ocupándonos de ofrecer una educación de mucha mejor calidad a toda la ciudadanía, fomentando el emprendedurismo, el microcrédito para la producción, ofreciendo oportunidades de empleo por meritocracia, entre otros. También el sector empresarial (principal generador de empleo) debe ser escuchado, las reglas de mercado y las leyes deben ser claras, el Gobierno debe procurar siempre la institucionalidad.

Concluyendo, le recomendamos a nuestro Gobierno cuidar tanto a su gente, al más necesitado, como al empresario que quiere seguir apostando al país, cuidando la seriedad mostramos al exterior a nuevos inversores. Si el malestar social continua, si cada vez la gente siente más distanciamiento entre el pueblo y la política, la puerta queda abierta a dos hojas al mentiroso “populismo”, cuidado señores…

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