¿Un fuerte ecosistema de innovación es posible?


Publicado en: La Nación
Publicado el: 09-09-24
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Por Claudio Acosta, director del Club de Ejecutivos 

Para potenciar la innovación en el país necesitamos comenzar por implementar un modelo de colaboración activa entre el sector público, el sector privado y el sector académico. En términos teóricos hablamos de un “Modelo de Triple Hélice”, donde la vinculación entre gobierno, universidad y empresa toma una importancia clave en el intercambio de conocimientos. Y por lo tanto de relaciones de valor. Lo que impulsa un escenario que se posiciona como parte imprescindible del desarrollo de un país al generar más y nuevos conocimientos, formando un círculo virtuoso para todos.

Tener un ecosistema de innovación poderoso significa aplicar los beneficios de la inteligencia colectiva, que no es la suma de los aportes de cada uno de los actores, sino el agregado exponencial de ideas, experiencias, conocimientos y aportes de todos.

En la práctica podemos citar el caso de Silicon Valley, Estados Unidos, donde la colaboración entre universidades como Stanford y UC Berkeley, empresas tecnológicas (Apple, Google, Meta, etc), y el apoyo del gobierno local y federal han creado uno de los ecosistemas de innovación más influyentes del mundo. Ellos lograron formar un entorno donde la innovación fluye rápidamente desde las aulas y laboratorios académicos hasta los mercados locales, regionales y globales. Y con ello recibieron importante apoyo del gobierno con fondos a través de programas de incentivo que financian investigaciones claves que dieron lugar inclusive a nuevas tecnologías. Nadie puede negar el éxito exponencial obtenido en el desarrollo de este ecosistema.

Otro claro ejemplo, mucho más cercano a nuestro país, es el desarrollo que vivió en los últimos años el ecosistema de innovación de la ciudad de Córdoba en Argentina. La misma es sede de un amplio entramado de universidades prestigiosas (Universidad Tecnológica Nacional, Universidad Nacional de Córdoba, entre otras), que han sido protagonistas en la formación de talento calificado en áreas como ingeniería, informática y ciencias, además de llevar adelante investigaciones de alto nivel. El sector privado aportó con la creación de numerosas startups y empresas tecnológicas, beneficiándose del talento local, y convirtiendo a Córdoba en una de las principales exportadoras de software de dicho país. Por último, el gobierno implementó proactivamente políticas que fomentaron el desarrollo de emprendimientos de base tecnológica y pymes tecnificadas, a través de incentivos como subsidios, programas de financiamiento, simplificaciones burocráticas y exenciones fiscales, entre otros.

Como podemos ver, estos procesos no son de ciencia ficción ni de complejidades cuánticas. Son absolutamente posibles de desarrollar a nivel ciudad de Asunción o a nivel país. De hecho disponemos de universidades importantes que generan talento joven. Asimismo, tenemos un sector privado que está incluyendo la tecnología y la innovación en sus negocios ya sean establecidos o nuevos. Y un sector público que poco a poco comienza a entender la innovación como un motor clave para la evolución.

La necesidad de crear ese escenario tripartito está sobre la mesa. Es hora de generar el modelo de triple hélice, encender el motor, y volar sin pausa hacia el crecimiento, el desarrollo y el bienestar de toda la sociedad.

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