Por Gabriela Teasdale, socia del Club de Ejecutivos.
El próximo miércoles, los comercios se cerrarán y las calles de las ciudades estarán prácticamente vacías, ya que el Censo Nacional de Población y Viviendas reducirá al máximo la actividad en el país. Más de 200.000 censistas visitarán casi dos millones de hogares para recoger datos de más de 7,5 millones de paraguayas y paraguayos. Es un trabajo que se realiza una vez por década y es de suma importancia para los Estados, que así pueden tener un conocimiento sólido de la realidad demográfica del país.
Un censo es un recuento de la población y las viviendas para generar una información estadística confiable y oportuna sobre la magnitud, la estructura, el crecimiento y la distribución de esa población. También para conocer sus características económicas, sociales y demográficas.
Estos datos ayudarán a nuestros líderes a implementar políticas públicas focalizadas en las necesidades y el bienestar de la población. Como aclararon las autoridades encargadas del Censo -y ojalá que esto sea verdaderamente así en todos los casos-, la información que recogerán no se va a utilizar para hacer circular "chismes", ni para promover fraudes o estafas. Las respuestas a ese largo cuestionario que tendremos que responder serán útiles para que, en el futuro, se puedan diseñar más y mejores planes que ayuden a mejorar la salud, la educación y la calidad de vida de muchas de las personas que habitan Paraguay.
En mis sesiones de coach, siempre digo a mis estudiantes que tienen que conocerse bien para poder conocer a los demás y liderarse para liderar a los demás. En este caso se trata de algo similar. No se puede tomar acción desde el desconocimiento, no podemos apuntar al vacío cuando están en juego cuestiones tan delicadas como el futuro de las nuevas generaciones. Debemos avanzar con paso firme, con la convicción de que esos planes que demandan tantos recursos del presupuesto general de la nación, y que pagamos todos los meses con nuestros impuestos, van a rendir frutos. Porque también así, si esos programas fracasan, vamos a tener los argumentos para interpelar a los responsables de diseñar y evaluar esas políticas públicas.
Siempre tomando las debidas precauciones, porque no faltarán quienes quieran torcer esta iniciativa que también demandará muchos recursos, confiemos en las personas debidamente identificadas que lleguen a nuestras casas y seamos honestos a la hora de responder. Un censo no se planifica en un solo día, sino que demanda años de coordinación y trabajo. Que todo este esfuerzo sirva para entregar a nuestras autoridades las herramientas que les hacen falta para un diagnóstico certero de la realidad y para que sigan trabajando en la implementación de un mejor mañana para todos.
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