Por Gloria Ortega, socia del Club del Club de Ejecutivos
Mucho se habla en estas semanas de la administración y gestión de los fondos para el almuerzo escolar y quién debería ejercer este rol. Por un lado, su centralización permitiría eficiencias y controles, pero alejaría a los intendentes y gobernadores de la territorialidad que permite comprender mejor las necesidades locales. Realmente, para proponer un esquema cercano, y a su vez bien administrado y transparente a la ciudadanía, debemos separar el almuerzo escolar en 3 roles, más allá de los administrativos: (i) quién lo elabora, (ii) quién lo entrega y (iii) quién lo supervisa. En los 3 roles, las tecnologías pueden ayudar a que estos sean ejercidos con total transparencia y generación de información accesible a la ciudadanía.
En el primer rol, es posible controlar la elaboración mediante tecnologías como cámaras de video digitales, códigos de barra por plato, o balanzas digitales que pesen lo elaborado. Esto permitirá que sin intervención humana se pueda contar los platos, extrayendo esas imágenes de las cámaras con inteligencia de imagen, o calcular por el peso la cantidad platos elaborados, etc. Que además podrán estar expuestos en un portal abierto.
En el segundo rol, en la entrega es posible aplicar tecnologías, como una simple filmación del lugar de entrega o del almuerzo mismo. Estas filmaciones, incluso tomadas desde celulares, por el responsable debidamente identificado en las instituciones escolares, servirán para contar digitalmente la cantidad de beneficiarios. Y en el futuro, incluso por reconocimiento facial, saber la identidad de estos para cruzarlos con la matrícula escolar o RUE (Registro Único del Estudiante) y lograr así, unívocamente, asegurar que cada alumno registrado haya ingerido su alimento escolar, geolocalizando la escuela y reconociendo las imágenes contra las imágenes del RUE.
En el tercer rol, el de la supervisión, las tecnologías podrían, por ejemplo, generar un catastro de los padres o responsables de cada alumno (cédula, foto, dirección, relación con el alumno, etc.) y a la vez enviar un mensaje de texto al padre, semanal o mensualmente, solicitando la confirmación de cuántos almuerzos recibió su hijo en esa semana o mes. La suma de todas las respuestas podría contrastarse con los datos de elaboración y entrega para validar la consistencia de todo el proceso. Esto daría total transparencia a la supervisión, que provendría de los propios padres o tutores interesados. Finalmente, si toda esta información, anonimizando los datos sensitivos como rostro o datos privados, estuviera disponible a la ciudadanía toda, y se pudieran recibir denuncias digitales, contribuiría al logro del control ciudadano, además de ser un sistema trazable y altamente confiable.
Otros países ya lo hacen. Paraguay también ya hizo aplicaciones similares en capacitación docente, en pytyvo durante pandemia, y no requiere inversiones que no podamos costear. La cercanía que reclaman las autoridades territoriales es posible, ellos pueden dar de alta o baja a los beneficiarios, armonizados con el RUE. Pero no significa que tengan el control total de los 3 roles, que coadyuvan tecnológicamente a garantizar la transpareencia.
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