El desafío de Paraguay es tener gente empleable


Publicado en: Última Hora
Publicado el: 15-08-22
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Por Luigi Picollo, socio del Club de Ejecutivos.

Paraguay está recibiendo más inversiones del extranjero, pero continua bajo en proporción al tamaño de su economía. Nuestro ambiente de negocios es excelente frente a países de la región donde la ideología de la izquierda amenaza sus economías de mercado. La reciente evaluación positiva del Gafilat y el mejoramiento de la calificación del riesgo país agregan aspectos atractivos al país. El foro de inversiones “Invest in Paraguay” a realizarse en septiembre genera mucha expectativa y convocatoria. ¿Verdaderamente qué nos impide crecer más?

El riesgo de la inseguridad jurídica es una realidad, pero eso se resuelve exigiendo una mayor rentabilidad. La ineficiencia del estado en sus regulaciones y aprobaciones se soluciona estableciendo alianzas con empresas locales. Un menor tamaño de mercado se soluciona con una producción destinada al inmenso mercado Brasilero, o realizando importaciones de bienes casi terminados y se finalizan localmente. Todo desafío tiene una solución ajustando el modelo de negocio. Existe un desafío enorme que todos los emprendimientos encuentran, pero no se lo menciona públicamente, no es políticamente correcto que un extranjero lo comente, el hecho de que no disponemos de suficiente capital humano calificado para ejecutar el negocio que sea. Este factor es nuestro freno real.

El capital viene rápido, en meses se compra o fabrica lo que se requiere, consolidando todo lo material que se necesita, pero cuando el proyecto de inversión entra en la fase de evaluar candidatos a contratar, en seleccionar gente para entrenarla/educarla, se dan cuenta que se estrellaron frente una tarea que llevará años y el cronograma de la inversión se pierde en el futuro. Quienes viven esto quedan aterrados.  

Nuestro techo es la falta de gente capaz que debe ser entrenada. La evidencia es el último informe de la prueba PISA aplicada en el sistema educativo. Esta prueba fue dividida en dos componentes, el escolar, que evaluó las competencias de jóvenes en el sistema escolar, y por otro lado el extra escolar, la principal innovación fue evaluar a jóvenes que abandonaron el sistema escolar o que se encontraban con rezago dentro del sistema. En resumen: de cada 100 niños que empiezan la primaria el 46 terminan la secundaria. De esos 46 que terminan el programa escolar, más del 80% se aplazó en las pruebas de lectura comprensiva. De los 54 que abandonaron el sistema escolar, el 99% se aplazó en las pruebas de lectura comprensiva, y el 99,5% se aplazó en las pruebas de competencias de raciocinio matemático. O sea, la mayoría lee, pero no entiende lo que lee,  tampoco puede realizar un análisis elemental de una situación y utilizar operaciones matemáticas básicas para resolverlo. Considerando la enorme complejidad del mundo actual, se terminaría clasificando a la mayoría como “analfabetos funcionales”. En un país predominantemente joven, esto es un durísimo desafío de mercado. Los que leemos y entendemos este mismo artículo somos parte de una microburbuja.

Es por eso que los negocios que funcionan son bastantes básicos en gestión y de poco riesgo implícito, como las inversiones en construcción de mediana calidad que no tienen complejidad, la enorme especulación inmobiliaria en la compra-venta de lo que ya existe sin crear valor alguno, la maquila que requiere funcionarios poco capacitados, el agro que emplea poca gente, la importación de bienes terminados en el extranjero, y demás sectores donde el valor de lo que producen no depende principalmente de un servicio entregado por una persona.

Es hora de enfrentar nuestro verdadero desafío de crecimiento que es “reparar” la educación, reducir drásticamente la deserción escolar,  y graduar la mayor cantidad de ciudadanos pero con un nivel educativo muy superior a lo que hoy produce el sistema público. Eso ya nos está limitando y solo empeorará en un mundo cada vez más complejo y competitivo donde el inversionista es impaciente e inmediatista.  

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