La cultura es estrategia: el verdadero desafío de la IA


Publicado en: La Nación
Publicado el: 27-10-25
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La cultura es estrategia: el verdadero desafío de la IA

Por Jaime Zúñiga, Socio del Club de Ejecutivos del Paraguay

En el mundo empresarial actual todos hablan de inteligencia artificial, automatización y eficiencia. Las herramientas están disponibles, los casos de éxito circulan por redes y conferencias, y los proveedores prometen soluciones inmediatas. Sin embargo, pocas empresas se detienen a mirar hacia adentro y hacerse la pregunta esencial: ¿nuestra cultura está preparada para cambiar?

Seth Godin, uno de los grandes influencers en el mundo del marketing, afirma que “la cultura es estrategia”, recordándonos que seamos conscientes de nuestra cultura, porque es ella la que nos facilitará --en mayor o menor medida, dependiendo de nosotros-- lograr nuestros objetivos estratégicos. La tecnología en sí no transforma empresas, lo hacen las personas, los valores y los hábitos que las sostienen. En Paraguay, donde la mayoría de las compañías son familiares, la cultura organizacional tiene un peso enorme: define la manera de decidir, de comunicarse, de resolver conflictos y de aprender.

Muchas empresas están invirtiendo en sistemas digitales, pero siguen operando con estructuras rígidas y procesos de decisión centralizados. En ese contexto, la IA no genera transformación, sino amplificación: acelera lo que ya existe. Si hay desorden, lo multiplica. Si no hay delegación ni confianza, limita su propio impacto. En cambio, cuando la cultura fomenta la colaboración, el aprendizaje y la responsabilidad compartida, la tecnología se convierte en una poderosa aliada.

Ya hemos pasado por otros cambios tecnológicos. Y hemos aprendido que siempre existirá un rechazo inicial, por el natural temor al cambio. Pero en esta ocasión, es innegable que hay una tendencia altamente marcada, que nos puede brindar la tan anhelada eficiencia en nuestras organizaciones.

El verdadero desafío, entonces, no es tecnológico sino cultural. Implica pasar de una lógica de control a una lógica de aprendizaje; de decisiones basadas en intuición a decisiones basadas en información, de jefes que “resuelven todo” a equipos que piensan juntos. La profesionalización, con estructuras claras, indicadores, procesos de rendición de cuentas y liderazgo por propósito, es el paso previo indispensable para que la IA aporte valor real.

Los líderes que comprendan esto serán los nuevos estrategas del siglo XXI. No los que sepan programar, sino los que logren construir culturas donde la curiosidad y la mejora continua sean la norma. La IA no reemplazará a las personas, pero sí pondrá a prueba la capacidad de cada organización de aprender más rápido que su competencia.

Porque al final, como recuerda Godin, “la cultura es estrategia”. Y en tiempos de inteligencia artificial, la ventaja más inteligente sigue siendo profundamente humana. Queda, por lo tanto, en nuestras manos observar cuál es la cultura que hemos instalado y cuál es la cultura que necesita nuestra organización para subirse, eficientemente, a la ola de la tecnología. Si queremos innovación, debemos construir una cultura de capitalización de los errores, porque, como todo proceso, la IA nos va a obligar a implementar, a riesgo de equivocarnos.

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