Por Laura Ramos, socia del Club de Ejecutivos.
Este período de transición entre gobierno electo y gobierno en función genera un status quo de muchos procesos económicos que no deberían parar. Y este período --como si fuera poco-- viene a continuación de otro anterior, donde sufrimos la parálisis comercial de la campaña electoral, donde el sector privado prefiere esperar a tener los resultados de las elecciones para realizar cierto tipo de decisiones. Por lo que, en definitiva, tenemos una afectación de un total aproximado de 9 meses. Este tiempo es demasiado largo para el funcionamiento de un país.
Por otro lado, esta instancia previa a la asunción del gobierno electo genera una dualidad de poderes, donde probablemente las autoridades en función recienten la falta de liderazgo y, por otro, las nuevas autoridades no tienen aún la lapicera para iniciar sus planes de gobierno, y principalmente iniciar a gestionar cambios.
Hoy en día nos estamos rigiendo por anuncios de nombramientos que aún faltan dos meses para que puedan ejercer su rol, pero que ya con el simple anuncio están generando todo tipo de efectos. Ya sean de críticas sin iniciar la gestión o ilusiones en los grupos simpatizantes.
Además, según informes periodísticos sentimos que existe un tire y afloje por las contrataciones actuales, las cuales afectarán a períodos venideros. Y, a la vez, los equipos del siguiente gobierno no quieren estar atados a decisiones del gobierno que los precedió. Ni uno ni otro quieren dejar nada librado al azar, sino llevar agua para su molino. Y en medio de esta situación de transición está el sector privado tratando de entender cuáles son las reglas del juego actual y cuáles podrían ser los cambios que se vienen para poder navegar mientras tanto con el normal funcionamiento de sus empresas o negocios.
Debemos de analizar, como país, si este modelo de plazos de transición tan largos es el más adecuado. Principalmente para que la economía no se vea afectada o bien sea mínima la incidencia. Ambos sectores, tanto público y privado, tienen sus objetivos particulares. Pero debemos lograr que uno no afecte negativamente al otro, mas bien puedan convivir. Por lo tanto, una vez que haya asumido el nuevo equipo de gobierno sería óptimo que pueda analizar, junto con el sector privado, qué cambios son necesarios para que la siguiente transición sea lo más eficiente y eficaz por el bien del país.
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