Liderazgo y habilidades para prosperar en un entorno en constante transformación.


Publicado en: Ultima Hora
Publicado el: 10-09-25
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Liderazgo y habilidades para prosperar en un entorno en constante transformación.

Por: Raquel Hellmann – Socia del Club de Ejecutivos

Vivimos en un mundo definido durante décadas como VUCA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Hoy, algunos pensadores proponen un nuevo marco: BANI, que nos habla de fragilidad (brittle), ansiedad, no lineal e incomprensible. Ambos conceptos, aunque distintos, coinciden en señalar una realidad cada vez más dinámica, desafiante y cambiante, en la cual líderes y equipos necesitan adaptarse con rapidez y resiliencia.

Observo diariamente cómo el entorno profesional y académico demanda nuevas competencias. Las habilidades técnicas siguen siendo importantes, pero ya no son suficientes. El verdadero diferencial surge de la capacidad de aprender, desaprender y reaprender en ciclos cada vez más cortos, en la flexibilidad para navegar la incertidumbre y en la inteligencia emocional para convivir con la ansiedad y la complejidad.

Los equipos de trabajo necesitan hoy cultivar competencias como la colaboración efectiva, la comunicación empática, el pensamiento crítico y la creatividad. Son estos los elementos que les permiten no solo cumplir objetivos, sino también generar innovación y soluciones originales en entornos inciertos.

En cuanto al liderazgo, considero que el desafío central ya no es solo dirigir, sino crear las condiciones para que otros puedan brillar. Los líderes del siglo XXI deben fomentar espacios psicológicamente seguros, donde las personas se animen a proponer ideas, reconocer errores y aprender de ellos sin temor. Un equipo que se siente escuchado y valorado desarrolla un sentido de pertenencia que fortalece su rendimiento y compromiso.

Además, debemos reconocer que hoy convivimos en el ecosistema laboral con varias generaciones simultáneamente: desde quienes se formaron en modelos tradicionales, es decir en un mundo que hoy ya no existe; hasta jóvenes nativos digitales. Gestionar esa diversidad no debemos ver como un obstáculo, sino como una oportunidad. El rol del líder es integrar estas miradas, aprovechar la experiencia y combinarla con la frescura e innovación de los más jóvenes. La clave está en promover la intergeneracionalidad como motor de aprendizaje mutuo.

En varios de sus artículos y libros —publicados en Harvard Business Review el profesor Heifetz utiliza la metáfora del “balcón y la pista de baile”; donde se plantea que los líderes efectivos deben moverse constantemente entre ambos espacios; porque si permanecen solo en la pista, corren el riesgo de perder perspectiva y si se quedan únicamente en el balcón, se desconectan de la realidad operativa.  

Con esta metáfora lo que quiero resaltar es que salir de la zona de confort es fundamental, porque solo cuando nos animamos a observar desde ángulos distintos descubrimos alternativas que antes parecían invisibles. Y es precisamente esa mirada renovada la que permite tomar decisiones más acertadas y construir espacios laborales más resilientes.

Entonces, ser eficientes y competitivos en este mundo VUCA y BANI no depende de controlar lo incontrolable, sino de cultivar habilidades humanas profundas, fortalecer el aprendizaje continuo y construir entornos de trabajo inclusivos y colaborativos. 

El futuro nos exige líderes capaces de inspirar confianza, equipos dispuestos a aprender y organizaciones abiertas a la innovación. Solo así podremos transformar la fragilidad en fortaleza, la ansiedad en motivación, la complejidad en creatividad y la incomprensibilidad en oportunidades.

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