Por Jaime Zúñiga, director del Club de Ejecutivos.
Esta primera semana de los juegos ODESUR fue de gran celebración para todos por las medallas que van ganando nuestros atletas. ¡Algunos nos han regalado el privilegio de disfrutar del tan anhelado oro!
Mientras pensaba que, teniendo en cuenta el poco o nulo respaldo conque la mayoría de los atletas nacionales cuentan, salvo muy raras excepciones, más aún debemos valorar esas preseas logradas con tanto esfuerzo, con privaciones, con sacrificio familiar para llevar adelante el trabajo fruto de la pasión de cada uno de estos atletas. Es algo realmente admirable, porque el poco presupuesto que recibe un Comité Olímpico no da para respaldar a potenciales medallistas en todo su proceso de preparación. Es más, recordemos como a finales del 2021 se le recortaba el presupuesto al COP, lo cual puso en riesgo la realización de los juegos en Paraguay.
Es aquí donde me nació la analogía, el paralelismo entre estos medallistas, este grupo decidido a nadar contra la corriente y saltar obstáculos, literalmente, y el sector privado en nuestro país. Paralelismo que, sin duda en algunos casos, es algo injusto con el sufrido atleta que, sin recursos, todos los días logra el tiempo y el presupuesto para dedicarse a lo que verdaderamente le apasiona. Hay dentro del sector privado un sinnúmero de empresas que cuentan con esa espalda financiera que les permite mantenerse en carrera a pesar de la indiferencia del Estado. Pero también dentro del sector productivo hay una mayoría de Pymes, Mipymes, que hacen casi el 96% de las unidades productivas del país, que sobreviven gracias a su tesón y pasión, gracias a las ganas de llegar a la meta para demostrar y demostrarse que se puede.
Vemos, mientras tanto, sentados en las graderías a los gobernantes de turno y a los que pujan por estar en el poder, ocupados en sus cuestiones internas e individuales, viendo de dónde sacar más dinero al contribuyente para seguir engordando al aparato del Estado. Sus prioridades son claras, pero cuando existe algún proyecto de inversión, algún logro traspasando las fronteras, son los primeros que quieren salir en las fotos con los medallistas, con los que logran salir adelante con sus empresas.
Se merece el sector privado un gran medallero, porque además de competir cada uno en su mercado, tiene que competir con los que en vez de apoyar solo ponen más obstáculos en su carrera.
Medalla de oro para el sector privado, que sigue aportando y exponiendo a Paraguay como un país donde se pueden hacer las cosas.
Medallas y reconocimientos a nuestros atletas, a todos, que luchan y se esfuerzan cada día en nombre de su país.
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