Katy Guillen, socia del Club de Ejecutivos.

Ninguna empresa puede correr hoy el riesgo de comunicar a las apuradas.

Todos los seres humanos enfrentamos crisis dolorosas. Las empresas también. En esos duros momentos, muchas veces nos vemos obligados a actuar de forma intempestiva y sin mucha reflexión para prevenir -o hacer- daño.

En el mundo de hoy, donde las redes sociales facilitan la comunicación con un público masivo como nunca en la historia, la impulsividad pasa una factura a la reputación que puede sepultar en segundos el trabajo de décadas.

La gestión de crisis es un trabajo delicado, que requiere la aplicación de acciones certeras enmarcadas en una estrategia elaborada por profesionales.

En estos días, la nueva canción de la exitosa cantante colombiana Shakira y sus repercusiones encarnan este sencillo concepto a la perfección.

Es de público conocimiento la dolorosa ruptura entre Shakira y el futbolista Gerard Piqué, información magnificada por la plataforma de la cantante y las tres músicas que, hasta el momento, le dedicó a su expareja.

La tercera, en el Music Session #53 del rapero argentino Bizarrap, ventila el dolor, el despecho y el odio de Shakira hacia su expareja. La música tuvo 21 millones de reproducciones sólo en sus primeras siete horas, y, haciendo harapos de lo que quedaba de una de las reputaciones más sólidas del arte latinoamericano, la letra de la canción rebosante de falsa superación ha reducido rápidamente la carrera de Shakira a un lastimero meme.

Cuando nos enfrentamos a una crisis, tomar decisiones irreflexivas pueden hacer de nuestra marca lo que Shakira hizo con la suya.

Ninguna empresa puede correr hoy el riesgo de comunicar a las apuradas: como dice la letra de la controversial canción de la cantante colombiana: “si vas apura’o, dale despacio”.