Por Jaime Egüez, presidente del Club de Ejecutivos.

Estamos saliendo de una crisis política más de este gobierno. El mismo que se caracteriza, además de tener que lidiar con los desastres exógenos que complican su gestión, por sumar factores que son directamente atribuibles a la falta de capacidad de gestión y liderazgo.

Hoy estamos en uno de los peores episodios sanitarios que recuerde la nación. Y si bien las medidas establecidas por el equipo económico nos han puesto en una senda de recuperación y de consideración mundial, no podemos decir lo mismo del Ministerio de Salud y del Ministerio de Relaciones Exteriores. Ambos administran las alternativas y planes de acción para enfrentar una crisis cada vez más seria en el sector sanitario.

Esa administración depende de dos factores para poder encaminarse a una solución sostenible. Que aprueben la llegada de vacunas entendiendo aquí que el sector privado es el que puede ser mucho más efectivo en estos procesos. También, no menor en la velocidad y la eficacia de un plan de vacunación de emergencia. No hay excusa valida.

El Ministerio de Salud no puede alegar que no tiene dinero para pagar vacunas cuando todo el Estado se ha alineado a apoyar esta gestión. Recursos no pueden ser una excusa que salga por los labios del ministro de esa cartera.

Segundo, y no menor, es cómo enfrentamos la logística de vacunar a por lo menos 3 millones de personas en un límite razonable de 6 meses. Es un desafío que, si hoy ese ministerio no ha podido encarar con las exiguas vacunas que llegaron y administra hasta la fecha, no tenemos claro cómo lo va a realizar.

Estamos ante otro eminente caso de falta de gestión. Aquí proponemos la frase que ha salvado a la humanidad en muchas ocasiones: “si no puedes pide ayuda”. Esta poderosa lección, que ha permitido que el homo sapiens haya dominado el mundo, debería llegar al equipo del Ministro de Salud. De este modo entendería de una buena vez que dependemos de la eficacia para la superación de este momento crítico.  Eficacia más que nunca necesaria.

La historia la cuentan los que fueron exitosos, no los que dan excusas. Es un momento bisagra, dependemos de que la confianza sea recuperada. Dependemos de que los puentes de decir “sí, acepto vuestra ayuda”, llegue al sector privado. Y con humildad de los grandes. Eso implicaría una gran dosis de profesionalismo y de capacidad de contexto.

El sector privado puede ayudar. Y lo ha hecho en varias oportunidades con mucha eficacia. La integración de soluciones para enfrentar la pandemia es una obligación moral que hoy demandamos al Ministerio de Salud. Con transparencia, oportunidad y confiabilidad.  No permitamos que la soberbia de creer que son los únicos capaces de entender el desafío nos robe el futuro de nuestra patria.