Por Pablo Kalbermatten, socio del Club de Ejecutivos.

Los principales cambios son los que imponen las nuevas generaciones.

En 2030, las personas de la generación Z compondrán la mayoría de la fuerza laboral del mundo y, desde ahora, marcan las nuevas exigencias sobre la nueva configuración en la forma de viajar por negocios. 

Quienes pertenecen a la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) disfrutan de la flexibilidad, la autonomía y de la colaboración. Son pragmáticos, valoran la honestidad, la coherencia, el bienestar y la comunicación directa. No temen en desafiar a la autoridad si consideran que con eso pueden lograr mejoras en su productividad o en sus condiciones laborales.

Se trata de un grupo etario muy disruptivo con relación a sus predecesores. En ese sentido, es esperable que también hayan cambiado las expectativas y las necesidades con respecto a los viajes de trabajo y sus condiciones. La generación Z ha demostrado que quiere viajar con más frecuencia y que, de manera casi unánime, exige una mayor autonomía a la hora de decidir sus viajes buscando alternativas para reducir su impacto ambiental y combinando las actividades personales los negocios. 

Lentamente las nuevas generaciones demuestran no estar satisfechas con el modelo tradicional de viajes de trabajo, donde se busca solamente la eficiencia en varios aspectos. El hecho no debería llamar la atención: la mayoría de los procesos, de las políticas y de los procedimientos fueron pensados en una era predigital. Esta generacion es la más propensa a tomar medidas tendientes a adaptar los programas de viaje a sus necesidades o incluso a dejar un trabajo si no lo logra.

Es una generación que espera mucha mayor personalización por parte de sus líderes, incluyendo por supuesto, los programas de viajes corporativos. En este sentido, contar con herramientas tecnológicas de gestión de viajes que habiliten la flexibilidad extrema, al tiempo que permitan mantener el control de lo que ocurre, será cada vez más un factor diferencial.